El pasado jueves 18 de Abril, con motivo del II Congreso de Estudiantes de la Facultad de Educación de la Universidad de la Laguna, pude tener la gran oportunidad de disfrutar de una conferencia impartida por la Dra. Margarita Rodríguez Rodríguez.
Su charla la baso en la sustentabilidad. En primer lugar debíamos conocer el concepto y saber que la sostenibilidad y la
sustentabilidad no significan lo mismo. Así mismo nos explicó que la educación puede estar acompañada de
la preposición “para”, “sobre” o “en”… seguido de la palabra sostenibilidad,
lo cual quedará explicado más adelante con mejor detalle.
Para continuar hablando del tema, debemos conocer en primera
instancia algo sobre el desarrollo sostenible. Éste mencionado por vez primera a manos de la ONU, gracias a la redacción del informe Bruntland en 1987, y
surge tras la explotación del petróleo. La definición más correcta de
sostenibilidad dice que se trata del proceso en el cual se intenta satisfacer
las necesidades de las generaciones presentes, sin perjudicar a las futuras.
Para la conferenciante experta en el campo de la educación
para un desarrollo sostenible y profesora de la Universidad de La Laguna, Margarita Rodríguez, el concepto de
sostenibilidad es ambiguo, criticado, desvirtuado, inoperante desde el punto de
vista económico, social y cultural… Tanto es así, que la conclusión que sacó,
trataba decir que la palabra sostenibilidad o desarrollo sostenible, ha quedado
envenenada por una serie de factores perjudiciales, que han hecho que la
palabra en sí pierda su significado real. El más claro ejemplo de esto, podemos
observarlo cuando se trata de hablar de las prospecciones petrolíferas, donde
tanto los que están de acuerdo como en desacuerdo, hacen mención a estos
conceptos. Es por lo tanto que se trata de una palabra desvirtuada, en la cual hay
muy manipulación tras ella, puesto que se vende mucho al utilizarla debido al
valor económico o de marketing que ha ido adquiriendo.
Por un momento, dejamos de hablar de sostenibilidad, para
dar paso a la palabra sustentabilidad. Este concepto surgió tras la traducción
de Bruntland, donde fue sustituida por la anterior palabra “sostenibilidad”. Pablo Bifani, experto en medioambiente y
desarrollo al hablar de desarrollo sustentable hace mención a integrar
equilibrio ecológico, donde se combina lo global y lo local, incidiendo en
aspectos sociales.
Una de las conclusiones que se concretó en la conferencia,
fue que toda crisis social viene dada por una causa medioambiental , es decir,
al sobreexplotar el medioambiente perjudicamos al ámbito social. Por lo tanto
debe haber una ética ecológica basada en la cultura ambiental. La
sustentabilidad es un proceso continuo, en permanente construcción, equilibrado
y basado en valores proambientales. Por lo tanto, la educación, que también adquiere la característica de continua, debe
plantearse desde la sustentabilidad, para contribuir a la formación de los
futuros ciudadanos.
Al ser un proceso continuo y progresivo, debe partir en un
principio desde el deterioro, el desequilibrio económico, la injusticia social,
la insolaridad y la desigualdad, utilizando la sustentabilidad para llegar a
esa meta que es el equilibrio social y natural del desarrollo sostenible,
partiendo así mismo de una educación basada en el desarrollo sostenible. Si asumimos
desde los discursos educativos, económicos, políticos, culturales y sociales la
sustentabilidad como el proceso que tenemos que llevar a cabo, un proceso
continuo, permanente, sostenido y equilibrado, paso a paso.
Podríamos utilizar
muchas estrategias, como el desarrollo sostenible y los conceptos económicos de
este, aplicando un modelo de educación democrática y participativa, fomentando
la educación ambiental, y sobretodo educando en valores socialmente justos. Si detrás
de todo el problema ambiental hay una causa social y ambiental, el problema
principal se basa en lo social.
Como ya decíamos antes, para poder educar en la
sostenibilidad, hay que partir de la educación sobre la sustentabilidad, tomando como base la educación para la sostenibilidad, para
llegar finalmente a la educación en
la sostenibilidad. Son por lo tanto tres piezas engranadas en las que al girar
una de ellas, hace que el resto también lo hagan.
Se insiste en la educación como base para la sostenibilidad,
utilizando un modelo ético y los valores como el respeto, conservación natural,
equilibrio y equidad social, se introduce mucho lo social con lo natural, la participación
y toma de decisiones , de desarrollo de acciones etc. Pasar de antropocentrismo
a etnocentrismo, o una educación que promueva modelos políticos para
democratizar acciones sociales que lleven a la conservación.
Un claro ejemplo lo basó en la hipótesis que presentan los
expertos al afirmar que tenemos agua potable en el planeta como mucho para unos
25-28 años, si no hay desarrollo tecnológico que solucione esto. Debemos educar
a los niños en el medioambiente, pero no son ellos los que toman las
decisiones, por lo tanto es más importante educar a los adultos, ya que son el
presente y el ejemplo de futuras generaciones, y lo que hagan en la actualidad,
podrá repercutir en ellos. Por muy educados que estén los niños, el efecto actual
puede llegar a ser tan fuerte, que incluso podría ser irreversible.
Por lo
tanto, si recursos como por ejemplo el agua potable no se cuidan desde ahora,
posiblemente para que los que están siendo ahora educados actualmente, será
tarde para hacer algo en un futuro. Es por esto, por lo que no se debe educar
tan solo a los niños, sino a los adultos, a los políticos a cómo ahorrar y
consumir en todos los sentidos. No se debería enseñar cómo funciona el
medioambiente, sino además hacer más ímpetu en otras acciones como por ejemplo
el funcionamiento de una comunidad. Educar para la toma de decisiones es muy
importante, y no solo esto, sino añadir y presentar diversas formas de
estrategias y oportunidades para llevar las decisiones a cabo, para que
finalmente, de esta forma poder alcanzar las metas propuestas.
Para finalizar con la conferencia, Margarita acabó con una cita de Margalef y una
metáfora que muchos conocemos a la que llamo “granitos de arena”, la cual trata de explicarnos que la pequeña acción de un individuo no es nada, pero muchas acciones
de muchos individuos que confluyen que un mismo territorio puede llegar a hacer
mucho. Debemos tratar de aportar soluciones en lo que vemos y servir de
ejemplo, que con nuestro pensamiento se expanda el movimiento ambiental,
legitimando a otras personas a hacer lo mismo que nosotros, llevando a cabo buenas
prácticas sostenibles y sustentables.
Ramón Margalef: Los educadores ambientales son muy optimistas, porque
prefieren mantener la vela de la esperanza que maldecir en la oscuridad “por
pequeña que sea la luz en el camino, debemos seguirla hasta llegar a ella”.
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