Cada vez que un problema sacude nuestra sociedad,
los medios de comunicación se encargan de analizarlos, difundirlos y fomentar
el debate social, y la mayoría de las veces siempre acaba escuchándose que la
solución al problema pasaría por una intervención desde la escuela. Si el
problema es de violencia de género...pues se debe educar desde la escuela, si
el problema es de una población obesa... pues se debe actuar desde la escuela,
si los problemas son medioambientales, de reciclaje, alcoholismo, drogadicción,
sexo...pues siempre habrá alguien que mencione que esos problemas deben
prevenirse desde la escuela.
Pero,
¿Quién decide la selección de contenidos curriculares?, ¿Con qué criterios se
seleccionan dichos contenidos? Basándome en la ideología de varios autores
trataré de explicar cómo es, y cómo debería ser la selección del contenido
curricular.
Para
continuar, debemos saber antes que el contenido, es la base a través de la cual
las actividades de aprendizaje están unidas entre sí. Toda tarea didáctica
tiene un contenido y un aspecto formal, el trabajo u operación que se realiza
sobre o con ese contenido. Para poder determinar cuáles son los contenidos, se
debe depender de la naturaleza propia del proyecto y del marco de experiencias
que existan sobre él. Todo esto está situado en primera instancia sobre un
Programa Oficial, formado por los contenidos mínimos establecidos.
En todo
caso, cuando se introduce una nueva temática, esta debe ser sugestiva y de
interés común, formada en base a necesidades especiales, pero antes para que
esta nueva temática pueda introducirse oficialmente, debe pasar por una fase de
preparación, la cual sigue una serie de criterios como el de representatividad,
especificidad, significación epistemológica, psicológico, sociológico,
pedagógico, durabilidad, consenso, ejemplaridad y transferibilidad.
Me
gustaría destacar la enseñanza de las humanidades, puesto que se basa en la
cultura, la cual bajo mi punto de vista, debe estar presente en el contenido
curricular de cualquier modo, ya que vivimos en un mundo globalizado y con cada
vez más diversidad cultural, por lo que es interesante que los estudiantes aprendan
y reciban continuo conocimiento sobre otra culturas, ya sean próximas o lejanas
a la suya.
Dentro de
la selección del contenido curricular, debería haber entonces, no sólo
contenido relacionado con la cultura general de otros países, sino también sobre
el de los propios alumnos y su entorno próximo, por ejemplo, bajo mi propia
experiencia, en Canarias, o al menos en los centros en los que estudié, la
formación que nos daban sobre cultura y tradición típica Canaria era mínima y
claro está, que si esto ocurre en cada centro, es obvio plantearse que no es
lógico educar en otras culturas sin siquiera conocer la propia. Pero fuere lo
que fuese, la selección del contenido debe girar en torno a la cultura, o en un
ámbito más general en las humanidades. Como dijo Bruner, “ello le lleva a
definir la cultura como “caja de herramientas” para entender y manejar el
mundo”.
Entendido esto, podemos
comenzar a plantearnos qué asignaturas o materias podrían incluirse en la
selección del contenido.
(Sartori 1998, San Martín, 1998) mencionan que “La atención debe prestarse, en este
caso a otros soportes- plataformas- de información, entre los que destaca la
televisión.”. Como ya sabemos, vivimos en una sociedad con exceso de
información. Cada vez se hace más extraño ver a una familia que no posea algún
medio, incluso me atrevo a decir que casi tan extraño como ver hogar sin
ordenador e internet. Hoy en día se nos ha puesto en la palma de la mano la
fácil y sencilla accesibilidad a distintos recursos tecnológicos con conexión a
internet. La cuestión es la siguiente, ¿Se han preguntado la cantidad de
información extra que se puede llegar a recibir en internet en comparación con
una televisión? Ya no sólo por el hecho de que con tener acceso a Internet se
puede llegar a ver la televisión o escuchar la radio, si no por la multitud de
noticias que se publican diariamente en cualquier ámbito, la cantidad de
periódicos digitales que van sumando, o el simple hecho de la existencia de
redes sociales donde se promulga diariamente información y noticias sobre
política, economía, sociedad, música, cultura como puede ser una muy cercana
“Twitter” en la que famosos publican sus noticias propias ahí, haciéndolas
saber antes incluso de que salgan en la televisión.
Debido a este exceso de información, pienso que se
debería añadir al contenido curricular, una asignatura donde se trabaje con el
tratamiento de la información, no siendo suficiente su inclusión en las CCBB
(Tratamiento de la Información y competencia Digital).
Dicha asignatura no debería estar centrada
solo en internet obviamente, sino también en los distintos medios de
comunicación. Una asignatura donde se realicen debates sobre los distintos
acontecimientos relevantes de la actualidad, donde se aprenda a comprender de
la forma correcta un artículo publicado por ejemplo en un periódico, mejorando
así mismo la comprensión lectora de los alumnos, donde se compare la misma
noticia en periódicos distintos para llegar a distintas conclusiones que pueden
llegar a ser tan diferentes etc. Es decir, formar a una futura sociedad de la
forma correcta, que no se deje engañar, sea autónoma, coherente y que tenga
personalidad y pensamientos o ideologías propias, como diría (Zabalza, 1995)
“apostar por la consideración de las distintas claves para la autonomía
personal y participación social”.
Además de
esta, podrían añadirse también asignaturas de formación básica sobre hábitos
cotidianos del hogar. Puede que parezca una necedad, pero quizás esto ayudaría
a favorecer la igualdad de género, dejando a un lado roles que generalmente
parecen estar preestablecidos al hombre o la mujer. De esta manera, la
asignatura consistiría en educar a los alumnos para que realicen un intercambio
de actividades. A esto se incluirían no únicamente las actividades cotidianas, si no
otras más razonables como el hecho de saber rellenar la solicitud de la renta
por ejemplo, para no tener que acudir a un especialista para que nos la
rellene, sin saber muchas veces si lo que éste está cumplimentando es de fiar o
no, o simplemente, si desea que un especialista la realice, que puedan llegar a
tener un conocimiento básico para saber interpretarla.
Así
mismo, siguiendo ceñidos a una marcada limitación hacia ciertos cursos o
niveles en concreto, se podría añadir también a la selección del contenido
asignaturas relacionadas con intereses sociales relativos, como puede ser la
economía, la política actual o los derechos de los ciudadanos. Ya que en la
actualidad, son muchos los jóvenes que como dije antes, no tienen una idea
clara sobre estas teorías, simplemente se dejan llevar por sus influencias,
caso que puede llegar a verse como que no tienen ni voz ni voto propio, debido
a la manipulación que sufren. En el caso más extremo, conozco varios ejemplos
de compañeros, mayores que yo, que no conocen siquiera quien es el alcalde de
su pueblo o el presidente del Gobierno de Canarias, y doy por hecho, gracias a
la lógica, de que saben quién era y quién es el presidente del Gobierno gracias
a la crisis que tanto ha dado de hablar y tanto mérito ocupa en la actualidad. Sumo
además un conocimiento básico sobre el derecho, concretamente saber cuáles son
los derechos humanos del ciudadano, que
es lo que nos pertenece y lo que no en cada situación. Saber defenderse por sí
mismo y tener un escudo de defensa bien formado con argumentos propios. Como nuevamente
planteaba (Zabalza, 1995), se debe apostar por el pluralismo que tiene relación
con los derechos de la persona y de la infancia.